Después de su envió a la misión la Hermana está llamada a ser una vida discipular, apasionada por Jesús camino al Padre misericordioso, por lo mismo prosigue su formación inicial, profundiza los principios recibidos, mientras comparte activamente la misión en una comunidad local. Así puede unir íntimamente servicio, oración y vida fraterna. Todo ello junto con la reflexión acerca de los votos, la prepara a ratificar su compromiso con Cristo y su Reino desde la Compañía en la entrega de la vida en el servicio a los más Pobres.