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HISTORIA

PRIMERAS GESTIONES REALIZADAS PARA LA VENIDA DE LAS HIJAS DE LA CARIDAD

Con gran asombro se descubre que la venida de las Hermanas a Ecuador se prepara desde 1861. Inicialmente es importante situarnos en la época del S. XIX. Es más fácil  que quienes tienen posibilidades para realizar sus estudios superiores fuera del país los realizaran en Europa (Francia, Inglaterra, Alemania), pero se constata que preferentemente optaban por Francia,  no solo porque era la cuna del saber, sino, porque los medios de transporte fluvial eran más seguros para ese país, de allí que en los informativos gubernamentales se notifican las salidas y  las llegadas de las embarcaciones desde y hacia Francia.

Gran número de ecuatorianos al vivir en Francia – París, estudiaron en la Sorbona, justamente en la época en que estaba en auge la acción de la Conferencia de San Vicente de  Paúl. Ese espíritu se impregnó en ellos y de regreso a Ecuador fundaron dichas Conferencias. Es así como existían Conferencias en Quito, Guayaquil, Cuenca y Azogues.

Desde 1861

Durante la presidencia de Gabriel García Moreno, (persona que conocía a las Hermanas, durante sus estadías en Francia especialmente en París), empieza los trámites formales para traer a las Hermanas desde París, cuyo objetivo fundamental, es que se hagan cargo de los hospitales.

Sin duda

Estos pasos dados por el gobierno ecuatoriano mediante sus delegados eclesiásticos y civiles tuvieron eco en la Casa Madre, es así como el “11 de Febrero de 1863 se celebró en París una contrata con los Superiores y el Ministro Residente del Ecuador autorizado al efecto por el Poder Ejecutivo y el Reverendísimo Obispo de Guayaquil” y en base a un documento gubernamental se deduce que una de las cláusulas de esa contrata al igual como fue en la de 1869 era costear el viaje de las Hermanas desde París hasta los lugares de residencia, y propiciarles el ajuar correspondiente.

Apertura de suscripción

Mas no siendo posible privar a la Nación de un manantial inagotable de bienes y consuelos, ha tenido a bien el Presidente de la República interesar al patriotismo de Ud.. A fin de que, excitando la piedad de los ciudadanos de esa provincia, abra una suscripción voluntaria, como se ha hecho en esta capital, y se colecte la cantidad de seis mil pesos, por lo menos, con la actividad que exige tan interesante objeto, y de manera que esté lista para el 13 del próximo mes de agosto en que pediría el número suficiente de Hermanas de la Caridad para Guayaquil y Quito.

García Moreno

El 28 de Noviembre de 1861, mediante correspondencia, escribe al Sr. Dr. Antonio Flores “Al fin va para el Dr. Ordóñez (Mons. Ignacio Ordóñez Arcediano quien viajó a Roma para participar en el Concilio Vaticano) los plenos poderes para celebrar el Concordato. Apúrele usted para que se despache pronto, e insista en conseguir Hermanas de la Caridad para los hospitales” y el 5 de abril de 1862, comunica al General Flores “Antonio me habla además de la venida de las Hermanas del Corazón de Jesús para el colegio de niñas; de la Caridad, para los hospitales; y de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, para la enseñanza primaria. Todo pues va bien”.

Dificultades económicas

El gobierno enfrenta graves dificultades en lo económico, por tanto la venida de las Hermanas se ha retardado, “la escasez de fondos ha retardado la venida de aquellas Hermanas, y esta dificultad ha llegado a ser mayor por no haber votado la última Legislatura la cantidad correspondiente en la ley de presupuestos, y sin cuya previa disposición no puede el Ejecutivo hacer gasto alguno”. Pero García Moreno no se da por vencido, no quiere privar a la nación de un manantial inagotable de bienes y consuelos que saben propiciará la llegada de las Hijas de la Caridad, para ello solicita la actividad directa de los gobernadores del Guayas y de Pichincha, pide incentiven a los ciudadanos para contribuir con suscripciones voluntarias para lograr la llegada de las Hermanas. “Al gobernador la provincia de Guayaquil. Uno de los más benéficos institutos que la sociedad debe al espíritu del cristianismo es, sin duda, la Congregación de las “Hermanas de la Caridad”, consagradas especialmente al cuidado y servicio de los hospitales….

1864, AÑO DE LA DIVINA PROVIDENCIA

En 1864, el año de la Providencia para el Gobierno ecuatoriano y para la Compañía. Imaginamos que las Hermanas estaban listas para viajar a Ecuador, pero las situaciones económicas de nuestro país no lo permitieron, posiblemente para sabernos endeudadas con todos los que muy de corazón desearon  nuestra llegada, es decir para sabernos endeudas con los pobres.

Guayaquil es el primero en recibir la invitación del gobierno, seguidamente emite una comunicación al Gobernador de Pichincha y concretando ya la necesidad de que las Hermanas trabajen en el Hospital de la Caridad (Hospital de San Juan de Dios) “Con el filántropo deseo de mejorar el servicio del Hospital de caridad de esta ciudad, para que los enfermos que en él se asilan encuentren un seguro refugio y el alivio de sus dolencias; S. E. el Presidente de la República ha tenido a bien disponer que este establecimiento se entregue a las Hermanas de la Caridad. Mas, como la escasez de fondos del Hospital no permite costear su venida desde Europa, el Supremo Gobierno, confiando en el patriotismo y humanitarios sentimientos de Ud.,  ha tenido a bien comisionarlo para que recorra la ciudad y excite la piedad de sus habitantes, a fin de que se suscriban con alguna cuota para el objeto indicado” .

Se manifiesta diligencia en las actividades,  y su intermediario próximo es el Señor Dr. Antonio Flores, Ministro Residente de la República en las Cortes de Inglaterra y Francia. “Cinco mil trescientos once pesos, cuya cantidad me ordena US. emplear al mejor cambio posible en libranzas sobre Londres que he de  mandar al expresado  Señor Ministro, indicándole que esta suma debe invertirse «únicamente en el envío de las Hijas de la Caridad  destinadas a Quito porque para las que necesita el hospital de Guayaquil, el Señor Gobernador de esta provincia ha de mandarle fondos suficientes…”   1864 es el año de las aportaciones, en los meses siguientes se descubren listas pequeñas que suman para el viaje de las Hermanas.

No se puede dudar de la acción inmediata y eficaz del Gobernador de Pichincha Sr. Dn. Juan Maldonado, su sensibilidad le lleva a actuar inmediatamente.

Es así,  como al mes siguiente  ya envía la primera lista de las personas que se han suscrito voluntariamente para la venida de las Hijas de la Caridad, en su comunicación testifica lo siguiente:   “Señor.- Consecuente con la disposición del Supremo Gobierno comunicada a Ud.. en nota oficial de 21 del pasado, N°  69, sobre que abriera en la provincia de mi cargo una suscripción voluntaria con el objeto de que vinieran a esta capital, algunas Hermanas de la Caridad para el servicio del Hospital San Juan de Dios, no he omitido de mi parte medio alguno por  favorecer tan laudable empresa; y en su virtud he conseguido que los Señores que constan en  la adjunta lista, contribuyan con las cantidades que en ella figuran, las mismas que fueron remitidas por este despacho  el 3 del presente, a consignación del Sr. Ildefonso Coronel, para que comprara en Guayaquil un letra sobre Londres y la endosara a favor del Excmo. Sr. Dr. Antonio Flores Jijón, Ministro ecuatoriano residente en las Cortes de Inglaterra y Francia, a efecto de que contrate y remita a dichas Hermanas con el fondo que debía recibir.  Como el Sr. Coronel ha contestado manifestando el interés que le anima por la humanidad doliente, y expresado que cumplirá con exactitud el encargo, según aparece de la misiva original que también adjunto; Ud. se servirá ordenar que esos documentos se publiquen por la imprenta a fin de que las personas suscritas estén al corriente de que las sumas que han consignado espontáneamente, han tenido la inversión que debían y que no se ha distraído un centavo en otro gasto que no fuera aquel a que estaban destinadas.

DECRETOS A FAVOR DE LAS HERMANAS

Pasan 5 años sin mencionar nada al respecto, y en 1869, la Convención Nacional del Ecuador, decreta  artículo único: “CONSIDERANDO: Que las casas de beneficencia deben estar bajo la dirección de las personas inspiradas por la caridad, DECRETA: Art. Único. El Poder Ejecutivo pondrá los hospitales de la república que cuenten con fondos suficientes, a cargo de las Hermanas de la Caridad, celebrando con tratas correspondientes, y dictando todas las providencias del caso para conseguir este importante objeto. Dado en Quito, capital de la república a 28 de Agosto de 1869″. Presidente de la convención R.Carvajal.-Secretario, Victor Laso. Palacio de Gobierno en Quito a 30 de Agosto 1869.-Ejecútese.- G.G.Moreno.

Posiblemente García Moreno esperaba con ansias el Decreto de la Convención Nacional. Con ello todo estaba en sus manos, y se harían realidad los sueños de que las Hijas de la Caridad con sus postulados de honrar a NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,  como manantial y modelo de toda caridad, sirviéndole corporal y espiritualmente en  la persona de los pobres y de apostolado misional, llegáran al país que él dirigía.

Empiezan nuevamente los trámites necesarios con los Superiores en París, y sin esperar mucho, al siguiente mes,  el 11 de octubre de 1869 se firma el convenio ad refferendum, que debía ser sometido a la aprobación del Supremo Gobierno del Ecuador. Convenio firmado    por:  Mons. José Ignacio Checa y Barba, Arzobispo de Quito, representante del Gobierno ecuatoriano,  el Padre Juan Bautista Etienne,  Superior General de esa época, y Madre Felícitas Lequett, Superiora General. El 16 de Octubre se transcribe en el libro de Registros del Consulado General del Ecuador, y el 4 de Diciembre es aprobado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, las gestiones legales se las realizan tan solo en tres meses,  se considera el empleo de dos meses para que sea aprobado por el Ministerio de Relaciones Exteriores,  tan solo porque se esperaba que el documento realizara la travesía obligada de ese tiempo. El primer contrato consta de 11 artículos.

LAS HIJAS DE LA CARIDAD VIAJAN A ECUADOR

Recordemos que el primer numeral del Contrato firmado en 1869, manifiesta claramente que llegarían dos grupos de Hermanas acompañadas de los Misioneros Vicentinos, uno para los hospitales Civil y Militar de Guayaquil y el otro grupo para el Hospital de Quito. Según los historiales de la Provincia, se deduce que se realizaron comunicaciones con la Provincia del Perú, de allí vendrían a Ecuador tres hermanas. El 28 de junio de 1870, Sor Bourdat, Visitadora de Lima se embarcó en Callao con tres Hermanas destinadas a la nueva misión. Llegaron a Guayaquil el 1° de Julio para esperar a la nueva colonia, formada por 20 Hermanas y 4 Misioneros, que debía llegar de París, el cuatro del mismo mes. Más, como no llegaron, Sor Bourdat se regresó enseguida a Lima, ignorando que Sor Hernu, su antigua Asistenta venía de Visitadora para la nueva Provincia.

Al mismo tiempo, llegaron de Quito hasta Guayaquil, Monseñor Pástor, el Comandante Flores y 70 caballos para transportar a los viajeros. Mas, al encontrarse solo con tres Hermanas, no se desalentaron, las hicieron cabalgar, después de 15 días de dificultosa marcha y grandes sinsabores llegaron a Quito, y como La Casa San Carlos estaba ya destinada a las Hermanas no se duda que las tres primeras Hermanas llegaron directamente a esta casa el día 15 de Julio de 1870. Y desde París, el 7 de Junio de 1870 diez Hijas de la Caridad y dos sacerdotes de la Congregación abandonaron el Viejo Mundo, y subieron a bordo del “Nouveau Monde”, en Saint Nazaire juntamente con los padres Redentoristas destinados a Riobamba ,y según las crónicas de la Provincia, habían desembarcado en Guayaquil el 18 de Julio de 1870. Pero nadie estuvo para recibirlos puesto que se ignoraba la fecha de su llegada.

El Padre Claverie, primer Director de las Hijas de la Caridad en el Ecuador, y Sor Hernu, primera Visitadora, al preguntar por las Hermanas que debían llegar de Lima, se les notificó sobre su marcha precipitada a Quito. Después de seis horas de espera, contaron con la presencia de la Srta. Rosario García Moreno, hermana del Presidente de la República; de la Sra. Dolores Roca de Bolaños, hermana de la Presidenta de las Sras. de la Caridad y de la Sra. Molestina, que tenía una de sus hijas con las hermanas del Perú. Estas damas obtuvieron del Presidente del Municipio que les proporcionasen dos clases de la escuela de niños para que sirvieran de asilo a las dos Comunidades... Entramos a Quito el 4 de Septiembre de 1870, a las tres de la tarde. Multitud de gente llenaban las calles y los balcones para vernos pasar. Fuimos directamente a San Carlos, casa destinada a nuestras Hermanas. A la puerta nos recibió la Sra. Virginia Klinger nos acogió con demostraciones de la más cordial alegría. El Vicario General y un Canónigo estuvieron también para darnos la bienvenida. Primero visitamos al DUEÑO DE LA CASA. Con qué gusto nos postramos en la humilde Capilla… Teníamos tanto que agradecer… y lo hicimos con un fervoroso Te Deum…

Con voz firme y valiente comenzó el Te Deum Sor Hernu, Visitadora, al que respondieron llenas de emoción las Hermanas: Delange, Loiseleur, Magnasse, Moutin, Duplantié, Clot, Schokeel, Lebargy y Manteau; y las tres venidas hacía un mes el Perú: Sor Jeudi, Schivre y Garrido. En la cena la Sra. Virginia Klinger procuró hacernos olvidar todos los desayunos, almuerzos y cenas anteriores, sirviéndolas personalmente con un pariente suyo. El Vicario General, Dr. Toral, condujo enseguida a los Misioneros a nuestra futura residencia, que él mismo había hecho arreglar cuidadosamente.Al día siguiente, comenzaron las visitas de cumplimiento. La primera visita fue para el Señor Presidente de la República, Gabriel García Moreno, quien nos recibió muy amablemente, y manifestó su gran alegría de poder confiarles los hospitales y las escuelas de los niños pobres a las Hermanas. Hasta aquí parte de los extractos de la carta del Padre Claverie, y en ella, los primeros cimientos para la formación de la Provincia Ecuatoriana.

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