COMUNIDAD DE SAN GABRIEL - SAN GABRIEL Y BOLÍVAR
COMUNIDAD HOSPITAL “LUIS G DAVILA”
Esta comunidad está conformada por 3 hermanas y a más de prestar nuestro servicio directo al pobre en el área de salud, realizamos visitas domiciliarias, catequesis.
HOSPITAL “LUIS G. DÁVILA”
FUNDADA: “El 15 de octubre de 1913,
OBJETIVOS INICIALES:
“Llamadas y reunidas para honrrar a Dios sirviéndole corporal y espiritualmente en los pobres enfermos con dulzura, respeto y cordialidad.
OBJETIVOS ACTUALES:
Ser manantial de gracias temporales y espirituales para los pobres. Cada uno de nuestro menor gesto es un auténtico “servicio” que les prestamos. “Madre Guillemin” (1968)
HISTORIA:
El Hospital cuyo nombre fue inicialmente Vicente de Paúl, después de vencer muchas dificultades, es un referente del ejercicio y servicio de caridad. En la actualidad esta casa de salud lleva el nombre de Luis G. Dávila en homenaje al primer médico de Tulcán, el mismo que cuenta con una infraestructura moderna y brinda atención a la población siendo el Hospital binacional y tiene una demanda de pacientes tanto ecuatorianos y colombianos y hoy venezolanos cuenta con varios servicios Consulta Externa, Traumatología, ginecología, pediatría, oftalmología, audiometría, fisioterapia y rehabilitación, laboratorio, Rayos X, psicología, medicina interna unidad de cuidados intensivos, neonatal y adulto y emergencia.
Relato de: Sor Vicenta Hidrobo:
“El 15 de octubre de 1913, salimos de Ibarra cuatro hermanas, 3 para la fundación y Sor Leroy, Ecónoma que fue para instalarnos. Hicimos tres días a caballo, el primer día llegamos a una Población llamada Mira y como no teníamos camas para cada una teníamos que acomodarnos de 2 en dos, a mí me tocó con Ma Sor Leroy, nuestra cota sirvió de almohada y con los delantales nos cubrimos para que los insectos no nos devoren.
Al día siguiente caminando todo el día a caballo, llegamos al Ángel y una familia muy buena nos recibió con cariño. Por la mañana fuimos a oír la Eucaristía desayunamos y de nuevo al caballo. Ma Sor Leroy que por primera vez montaba, resulto muy buen jinete, Ma Sor Teresa Ruilova la superiora muy buena jinete, Sor Ana Bazurí no tenía peso, de modo que el caballo podía soportarlo a mí me tocó el caballo con una llaguita y con mi peso el pobre animalito no pudo llevarme y se acostó y quedé sentada en la tierra, con gran suerte que no me paso nada, solo el susto terrible, me cambiaron de caballo y seguimos el viaje, llegamos a San Gabriel más o menos a las 6 de la tarde como estábamos muy estropeadas por el cansancio yo me desmayé.
Ma Sor Leroy valientísima se paseaba de viajar el día siguiente. Volvimos a montar y desde Huaca nos llovió hasta llegar a la ciudad de Tulcán, salieron a encontrarnos bastantes hombres a caballo de los que recuerdo los nombres es del Sacerdote Dr. Darío Almeida Marcillo y el Dr. Luis Rosero, médico sobrino de Sor Martha Rosero; cómo llegamos a las 19h30 no podíamos apreciar los arcos porque las luces eran deficientes en fin llegamos al Colegio de las Hermanas Betlemitas, que nos recibieron muy cariñosas y pasamos 8 días allí.
El Señor Modesto Grijalva que estaba de gobernador les había pedido el servicio a las hermanas nos llevaron a conocer el Hospital la población contenta de tenernos allí pero en el hospital no había nada, ni una pieza donde estar un momento, estos días se convirtieron en 9 meses, con la compañía de 2 señoritas una para la botica y otra para la ropería, en estos 9 meses como no había concurrencia de pacientes nos ocupamos de hacer catecismo a los niños(as)Sor Ana María a las niñas junto a los Sacerdotes Miguel Ángel Rojas y Guillermo Rojas.
El gobernador nos dio la autorización de retirar del almacén del Sr. Guerrón piezas de tela para preparar lencería para el hospital y recibir a los heridos del batallón de Imbabura, como en efecto llevaron al subteniente Carrera y otros más. Yo me moría de miedo y como “Benjamina” me tocaba atender sin tener conocimiento, solo por lo que me mandaba Ma Sor; los pocos remedios en pequeños frascos y una balanza también pequeña, una vecina nos proporcionaba el agua de un pozo. Cómo pasaríamos?….. la ropa sumamente escasa…. En esto llegó el día feliz de mis Santos votos y Ma Sor Teresa con Ma Sor Ana María prepararon el Altar con cajones, flores del campo (flores de cicuta por ser blancas) y como lo mejor, pidieron prestado al Padre de la Matriz, Misal, ornamentos y un reclinatorio para que me arrodillara; esta casita pobre el Señor me hizo para él inmerecidamente.
Pasé 6 años con estas 2 buenas hermanas, atendiendo enfermos de tifoidea, en donde me contagie y fui atendida por el Dr. Suarez, las 2 hermanas y la Srta. Yépez, todavía estoy con vida, Dios me prolonga la existencia que sea en beneficio de mi santificación.”
NUESTRO COMPROMISO CON EL POBRE.
Hoy la comunidad, esta conformada las Hijas de la Caridad nos consagramos al servicio abnegado de cuidar al enfermo en sus casas y en las salas de los hospitales.
Actualmente el Hospital Luis G. Dávila cumple 106 años y cuenta con el servicio y carisma de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en las áreas de emergencia y consulta Externa y con la animación del grupo de Asociación de la Medalla Milagrosa y la Catequesis de Primera Comunión y Confirmación en la Capilla Medalla Milagrosa, del antiguo hospital como se la conoce en la Provincia.