OBJETIVOS ACTUALES:

Conservar   la  Casa de Retiro y Espiritualidad Getsemaní para la Compañía de las Hijas de la Caridad y personas que necesiten, sin distinción alguna, con ambientes propicios para la formación, oración, meditación, esparcimiento y descanso, que posea excelentes condiciones ambientales de confort, entre otros.

HISTORIA:   

La casa fue construida en el periodo de Sor Alba Arreaga, Visitadora de la Provincia en ese entonces,   el 27 de noviembre 1984 con una sencilla ceremonia el PadreDdirector  bendice  el terreno destinado a construir la Casa de Retiros. La construcción fue dirigida por el arquitecto  Ramiro Jácome en base a los planos elaborados previamente en el año 1978. Se emprendió una campaña a nivel de la provincia y se recibió ayuda internacional de la Compañía, gracias a estas donaciones la casa se  concluyó el 1 de febrero de 1987. Después de varias deliberaciones el Consejo Provincial de la Provincia decidió que se llame GETSEMANI ya que fue construida principalmente como un lugar para la oración, además decidieron que los cuatro bloques que tiene la casa tenga nombre: el primero María Reyna, el segundo Gratitud, el tercero Ecuador y el cuarto bloque Fidelidad. La inauguración de la casa se realizó el 1 de febrero de 1987 con la presencia de las hermanas Sirvientes de todas las  comunidades locales, fueron nombradas madrinas de la casa. La primera actividad que tuvo la casa fue el encuentro de Visitadoras y delegadas de América Latina del 19 al 27 de febrero d e1987, hermanas de Cuba, México, Perú, Centro América, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Venezuela, Colombia, Puerto Rico y República Dominicana. La primera hermana Sirviente de la casa fue Sor Carmen Cervantes Yépez junto a 5 hermanas más con quien se formó la comunidad local de Getsemaní.

NUESTRO COMPROMISO CON EL POBRE

Nuestro compromiso con las personas que nos visitan y que requieren de nuestro servicio es brindarles la mayor comodidad posible durante la permanencia, que sus necesidades sean atendidas de ser posible el cien por ciento,  de tal manera que su encuentro con Dios sea muy bendecido, y que sobre todo les quede el deseo de regresar y que nos recomienden con otras personas.