Sant@s y Beat@s Vicentinos

Santa Juana Antida Thouret – 23 de Mayo

Beata Vicentina

Temiendo la rechazasen debido a sus problemas de salud, así oraba: “Te ruego, Señor, que tengas piedad de mí. Mira mis penalidades estoy contenta de sufrir pero se trata de la vocación que me has dado te ruego, Dios mío, que no permitas a los Superiores que me rechacen y dame tu Gracia para vivir y morir en esta Vocación que Tú me has dado” Y a San Vicente le decía: “Gran Santo, eres Padre mío, deseo ser hija tuya”.

Juana Antida Thouret nace el 27 de noviembre de 1765, en la aldea francesa de Sanceyle-Long, diócesis de Besançon, Francia.

Desde niña se enfrenta a las dificultades debido a su madre enferma, que muere cuando Juana tiene 14 años y le obliga a hacerse totalmente responsable de su casa, motivo por el que no puede estudiar.

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A los quince años una empleada doméstica le descubre el camino de entregar su corazón y se compromete por voto secreto a vivir en virginidad al sentirse llamada a consagrarse por entero a Dios.

A los 22 años, dudando entre las Comunidad de Hermanas Hospitalarias y las Carmelitas, conoce a las Hijas de la Caridad y es admitida a hacer su postulantado en el Hospital de Landres, siendo admitida en la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl al ingresar al Noviciado en París el día 1 de noviembre de 1787 en la que permanece hasta 1793, año en que se disuelve la comunidad a consecuencia de la tormentosa Revolución Francesa. Juana Antida guardará para siempre una gran simpatía y admiración por el espíritu y obras de las Hijas de la Caridad.

Vuelve entonces a su pueblo natal, donde desarrolla una fecunda labor de caridad con los pobres, supliendo la ausencia de sacerdote, en medio de muchos peligros.

Amainada la Revolución, funda la Congregación de las Hermanas de la Caridad bajo la protección de San Vicente, en 1799. Ello le trajo nuevas pruebas y persecuciones, de las cuales salió victoriosa gracias a la fe y el amor de Jesucristo, a quien constantemente decía: “En ti sólo, Señor, he puesto toda mi confianza y mi fe, pues el que espera en ti, no será confundido”.

 Muere en Nápoles el 24 de agosto de 1826. Su memoria nos hace pedir al Padre que infunda en nuestros corazones al ardor de su caridad, para que participemos siempre con nuestro humilde servicio en la extensión del fuego abrasador que Jesucristo vino a traer a la tierra. http://vincentians.com/es/juana-antida-thouret/