COMUNIDAD INSTITUTO ESTUPIÑAN - LATACUNGA
COMUNIDAD INSTITUTO ESTUPIÑAN – LATACUNGA
Nuestra comunidad está conformada por: Sor Catalina Salgado, Sor Alicia Cervantes, Sor Julia Leonor Polo, Sor Martha Quinatoa, Sor María Esther Ortega, Sor Yessenia Cabrera y Valeria Quijije- Srta. Aspirante.
Acogemos ancianas-os en situación de pobreza y abandono, de bajos recursos económicos, indigentes y a través de nuestros servicios nos esforzamos para ser manos que acogen con ternura y transmiten con su presencia el rostro misericordioso de un Dios que les ama.
HOGAR DE ANCIANOS “INSTITUTO ESTUPIÑAN”
FUNDADA: 24 DE ENERO DE 1914
OBJETIVOS INICIALES:
Según narra el Historial el Instituto “Estupiñán” es una fundación de Beneficencia, que tiene por objetivo la educación de niños pobres de la Provincia de Cotopaxi, y la enseñanza de un arte u oficio a los mismos, a fin de que puedan ganarse la vida con su trabajo honrado; se propone también el recogimiento de ancianos menesterosos y desvalidos, para que sean asistidos mientras dure su buena conducta en el Asilo y quieran permanecer en el.
OBJETIVOS ACTUALES:
Brindar cuidado a los adultos mayores con la más alta calidad, técnica y científica, con respecto y paciencia, cimentado en ofrecer los más completos servicios de atención y contribuir al mejoramiento en la calidad de vida de nuestros residentes propiciando su desarrollo integral en el campo físico, mental, intelectual y social, basado en el CARISMA VICENCIANO siendo una Institución trasparente, eficiente y eficaz.
HISTORIA:
El Hogar de Ancianos “Instituto Estupiñán de Latacunga, fue aprobado por acuerdo Presidencial número 147, el 24 de enero de 1914, pero el registro de ingreso se empieza a llevar desde el 28 de agosto de 1938. Se establece en las propiedades donadas por el Sr. PANTELEON ESTUPIÑAN, a su muerte asumió el papel de custodio sobre estos bienes, su hermano el Dr. Gabriel ESTUPIÑAN, el mismo que los administró hasta su muerte, y fue quien elaboró los primeros estatutos del hogar. Según la historia se inicia con la presencia de 11 ancianitos indigentes.
Este hogar fue administrado por una junta compuesta por cinco personas a saber: Rector del Colegio “Vicente León”, el Alcalde de la Ciudad. El Obispo de Latacunga, y dos ciudadanos dela localidad en calidad de vocales. A partir de la década de los sesenta, gracias a la visión de Sor Cristina Chiron, visitadora de las Hijas de la Caridad en ese entonces, aceptó ese reto y las Hermanas asumen la responsabilidad de la administración desde el año 1962, bajo la dirección de los miembros que conformaban la junta. Ha pasado mucho tiempo, las hermanas han sentido el dolor de mirar las injusticias cometidas por los administradores de ese tiempo, que no proporcionaban lo necesario para la alimentación y para salud de los Adultos Mayores, los bienes raíces que existían en gran cantidad desaparecieron, sin saber cómo, llegaron a una situación crítica que uno de los proyectos principales fue cerrar el hogar, pero el Párroco de Lugar, Mons. Claudio Guerrero –con espíritu de amor hacia los pobres luchó junto con las Hermanas y realizaron las gestiones necesarias para que el Hogar pasara directamente a manos de la Comunidad.
Es importante mencionar que la propiedad sigue siendo de la Junta Estupiñán y se ha renovado los comodatos en diferentes fechas, siendo el último en año 2017.
Actualmente es una institución que sirve a 65 adultos mayores y personas con discapacidad, desprotegidos de la sociedad y sin referente familiar pero considerados como predilectos para el servicio a Cristo en los Pobres. Para sostener la obra se realiza el Convenio con el MIES y con autogestiones se logra en parte cubrir las múltiples necesidades que demanda la institución.
NUESTRO COMPROMISO CON EL POBRE
Nuestra condición de bautizadas nos impulsa a gastar nuestra vida en el servicio incondicional al Adulto Mayor desprotegido, la espiritualidad evangélica legada por nuestros fundadores constituyen el motor de nuestra entrega, ofreciendo un servicio integral respetando valores culturales de los Adultos Mayores recuperando su dignidad, aprovechando sus potencialidades humanas de acuerdo a su estado.
Hacer respetar sus derechos, frente a quienes atenten contra su dignidad y hacer tomar conciencia a las familias de aquellos que lo tienen sobre el valor de la gratitud para sus padres
Buscar proyectos que nos ayuden autofinanciar el mantenimiento de la institución, porque la caridad exige también desafíos de toda índole a favor de los pobres.