MISIÓN “INDIGENA DE FLORES”

MISIÓN “INDIGENA DE FLORES”

FUNDADA: 21 DE  NOVIEMBRE DE 1984

OBJETIVOS INICIALES:

Ser itinerantes, con el fin de asegurar una presencia en varios sectores de la parroquia y organizar el trabajo pastoral.

OBJETIVOS ACTUALES:

  • Mantenernos frente al pueblo indígena en una actitud de escucha, austeridad de vida, firmeza y tenacidad para defender la verdad y la justicia.

HISTORIA:

La presencia de las Hijas de la Caridad en la Misión Indígena de la   Parroquia Flores es desde el año de 1984, por pedido de la Hna. Visitadora de la época Sor Alba Arreaga. Iniciaron la misión Sor Teresita Duvignau, Sor María Arévalo: en condiciones muy precarias viviendo en casas de familias indígenas, quedando en relación con la comunidad del colegio San Vicente de Paúl.

Luego de algunos años el Padre José Ramponi misionero italiano de la Consolata construyó un centro misional que funciona a partir de 1989  desde este momento la misión se vivirá en dos momentos la visita constante de los misioneros hacia las alturas (4000 metros), y la concentración de los indígenas para su formación en el centro misional.

En el Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador, SIISE, la pobreza por necesidades básicas insatisfechas, alcanza el 99,51% de la población total de la parroquia, y el 83,62% de pobreza extrema debido a la erosión constante de las tierras.

La misión específica fue trabajar con el mundo indígena en: la evangelización con un contacto directo con las comunidades. Para la juventud indígena se creo un centro de capacitación abierto a todos: cultura general, manualidades y formación religiosa.

Hoy existe un grupo de jóvenes Voluntarios indígenas del propio lugar comprometidos con la misión al mismo nivel que las Hnas., reconocidos actualmente por la Compañía de las Hijas de la Caridad  como Misioneros Indígenas Vicentinos.     

NUESTRO COMPROMISO CON EL POBRE

Nuestro compromiso como Hijas de la Caridad Misioneras en medio del pueblo indígena del Chimborazo es mantenernos fieles al legado del Evangelio y el de Monseñor Leónidas Proaño, el Obispo de los Indios, que sigue resonando su mensaje y su acción pastoral en medio de los más desfavorecidos de la sociedad.

Hay que caminar con los dos pies uno en las comunidades indígenas y sus organizaciones y el otro en el Evangelio Liberador de Jesucristo” (Monseñor Proaño)

  •  Seguidoras de Jesucristo apegadas incondicionalmente al Evangelio para llevar al corazón del indígena y hacerlo conocer, amar y seguir al Maestro de los Maestros Cristo.
  • Desplegar un trabajo de evangelización a todo nivel y de atención de salud a ancianos abandonados en las montañas.

 

NUESTRO DESAFÍO.

Acompañar a los pueblos indígenas en su caminar en la fe, fortaleciendo una renovada pastoral inculturada fiel al Evangelio.