Tristemente, no se ha encontrado más datos de Sor Agustina, que los proporcionados por las Hermanas que hicieron el retiro anual en 1919. 
Y de ello se destaca que poseía un profundo amor a Dios, a las Hermanas y a los Pobres, amó a la Santísima Virgen, que contagiaba su amor a los demás. Y es lógico que si tenía una íntima unión con Dios, la calidad de su servicio era el resultado, al respecto manifiestan que daba de comer a los enfermos mentales con mucho amor. Amaba a los pobres y estaba totalmente entregada a los discapacitados con ternura y alegría. Amó a la comunidad, era humilde, sencilla, caritativa, entregada al máximo tanto a las Hermanas como a los Pobres.  Querida Sor Agustina, desde el cielo, alcáncenos el profundo amor a Dios y que lo demostremos con nuestra vida tanto con las Hermanas y los Pobres.