Sor Anita, dedica su vida al servicio del pobre en el área de salud. Mujer de oración, piadosa, pese a su edad, siempre participó con gusto de los ejercicios espirituales, retiros mensuales, charlas organizadas para formación de las hermanas. Amaba a la Santísima Virgen y siempre contagió su riqueza espiritual con su testimonio de vida. Es la Hermana bondadosa, entregada, paciente, responsable, sacrificada, alegre, humilde, afable, reflexiva, franca. Era un ejemplo de Hija de la Caridad para las jóvenes, nunca hablaba mal de nadie. Quienes vivieron con Sor Anita manifiestan que era una persona muy delicada y generosa con las hermanas, siempre estaba en comunidad, disimulaba las deficiencias de las hermanas, siempre evitaba causar pena. Pese a sus años avanzados, siempre estuvo lista para contribuir en los trabajos comunitarios, era cordial en el trato con las hermanas, respetuosa con la autoridad, y siempre participó de los recreos. En relación al servicio de los pobres, se dice que amó a los pobres y era muy delicada en el trato con ellos, muy generosa. No importaba la hora para atenderlos, y asumió las todas las velas – trabajo en la noche – con espíritu de fe, alegría y abnegación. Su tiempo estaba totalmente al servicio del pobre. 

Sor Anita, desde el cielo alcáncenos el amor a Dios en las hermanas y en los pobres con alegría y sencillez