Sor Ricardina Angulo
Vida Ejemplar Vicentina
“… De este cambio, le digo que me ha costado tanto, hasta adaptarme en esta Botica Municipal, pues hay un cambio enorme al de un hospital, solo la gracia de Dios y la obediencia puede sostener en prueba semejante, pero en fin todo lo he ofrecido por mis santos votos”. (Extracto de la carta a Sor Visitadora, pidiendo la gracia de los votos. San Gabriel 18 de abril de 1954)
Sor Ricardina, su nombre completo: María Ricardina Angulo Chacón, nace el Bolívar- Carchi, en diciembre de 1926, hija de Luis Angulo y Rosa Elena Chacón. Ingresa a la comunidad el 6 de Agosto de 1949 (a los 23 años de edad), su postulantado lo realiza en el Hospicio de Quito. Sus primeros votos los formaliza el 15 de Agosto de 1954, en San Gabriel. Sor Ricardina, durante su vida ha servido al pobre en el área de salud, siempre sirvió a los enfermos. Creo que muchas de nosotras la recordamos físicamente, una hermana alta, sencilla, cercana.
Pero… que dicen las hermanas de Sor Ricardina:
- Era una hermana abierta, enérgica, pero también bondadosa, reservada, tolerante, de carácter fuerte, prudente, discreta, preocupada por las cosas que conciernen a la comunidad, muy solidaria, humilde.
- En lo referente a la vida espiritual, se la veía una hermana orante, piadosa, fervorosa, participaba con alegría de los ejercicios de piedad, era perseverante en la oración, se notaba que vivía constantemente en la presencia de Dios, era muy mortificada.
- Sor Ricardina, era abierta, sencilla, amaba a las hermanas, siempre perdonaba. mantenía buenas relaciones fraternas. Mantenía gran espíritu de fe para con todas sus compañeras.
- Como sierva de los pobres, su vida estaba relacionada con el área de salud, sirvió a los pobres enfermos y sus últimos 28 años sirvió en el Lorenzo Ponce, desde 1979 hasta su fallecimiento (Lorenzo Ponce: Casa de salud de la Junta de Beneficencia, especializada en salud mental – psiquiatría, tenía un gran número de pacientes internos), era la sierva abnegada, humilde, responsable. Cariñosa con los pacientes, muy dedicada, los amaba y les servía muy bien -pese a su poca preparación- cuán fácil era verla como quería a los pobres. era incondicional, y su respeto, su espíritu de fe afloraba en cada una de sus acciones.
- Su servicio era completo, del cuerpo al espíritu, evangelizaba tanto a los pacientes como al personal, con los que mantenía, tolerancia y buenas relaciones.
- Todo lo hacía con gran espíritu de fe.
Querida Sor Ricardina, queremos pedirle que interceda por la Provincia, y especialmente por los pobres, usted que amó tanto a Jesús y a la Santísima Virgen, alcance mejores días para los pobres, especialmente para los que están en las casa de salud mental.