La Asamblea General, es un tiempo de gracia, el KAIROS que permite nuevos rumbos.
La presencia del Espíritu Santo, la compañía de San Vicente y Santa Luisa, la mirada tierna de Nuestra Madre de la Medalla Milagrosa, el espíritu de todas las Hijas de la Caridad que son nuestras intercesoras en el cielo y continúan amando a la Pequeña Compañía.
Sumado el celo y amor de las participantes, han permitido que Dios actúe.
Pedimos que Dios nos conceda la gracia de hacer vida estas profecías, las nuevas Bienaventuranzas vicentinas:
- Bienaventurada la HdlC, que mira a Cristo está presente en todos nuestros hermanos y hermanas, y se dejan evangelizar y enseñar: y grita con todas sus fuerzas que necesita de ellos.
- Bienaventurada la HdlC. que desarrolla su espíritu crítico, forja convicciones sólidas en el Evangelio.
- Bienaventurada la HdlC, que se esfuerza por vivir en coherencia según nuestro carisma, en un clima fraterno de alegría, de benevolencia, de disponibilidad, de paciencia, de acogida y de calor humano, que encarnen el Evangelio en nuestras comunidades locales y en nuestras instituciones