Sant@s y Beat@s Vicentinos

Beato Federico Ozanam - 09 de Septiembre

Beato Vicentino

Un hombre Solidario, Interpelado por la pobreza

Nació en Milán, el 23 de abril de 1813.

Después de las clases de secundaria en Lyón, durante las que superó una crisis religiosa, llegó a París con motivo de sus estudios universitarios. La defensa de la verdad y el compromiso social, constituyeron los dos polos de su breve pero generosa existencia.

  Estudiante de derecho y de letras en París, se preocupó por los problemas políticos y sociales de su tiempo. En plena revolución industrial, se pregunté sobre el papel de la Iglesia, de cara a los pobres que cada vez eran más.

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Después de una epidemia de cólera en París, su Fe le empuja a reaccionar: con la ayuda de Sor  Rosalía Rendu, Hija de la Caridad, de Emmanuelle Bailly, periodista católico y de cinco amigos más, fundó en 1833, las Conferencias de San Vicente de Paúl, cuyos miembros aportan amistad, apoyo espiritual, ayuda moral o material a las familias y personas que están solas o atravesando dificultades.

Titular de la Cátedra de Derecho Comercial en Lyón, luego profesor de Literatura extranjera en la Sorbona, se dedicó al estudio de la Civilización del siglo V, de los Poetas franciscanos en la Italia del siglo XIII, de Dante y de la filosofía católica en el siglo XIII.

En 1848, participó en la fundación del periódico “Nueva Era”, en el que se comprometió a “hacer llegar el espíritu del cristianismo a las instituciones republicanas”. El mismo año se presentó a las elecciones para la Asamblea Nacional. Su programa, muy audaz, provino de una intuición profética que hizo presentir el abismo creciente entre fuertes y débiles, ricos y pobres. Decía: “Me gustaría encerrar el mundo entero en  una red de caridad”.

Su pensamiento impregnó ampliamente en la Doctrina Social de la Iglesia. Le encontramos en la encíclica “Rerum Novarum” del Papa León XIII (1891).

Su salud le alejó prematuramente de la enseñanza, a la que consideraba como un apostolado; por ello consagró sus últimas fuerzas a la investigación científica y a la Sociedad de San Vicente de Paúl, antes de apagarse a los 40 años en Marsella, el 8 de septiembre de 1853, con un abandono total a Dios.

La única regla a seguir para los actos humanos, la única ley que debe gobernarlos, es la del amor”

Beatificado en 1997, durante la Jornada Mundial de la Juventud –JMJ

Hijo, esposo, padre y amigo, de una delicadeza única, marcó profundamente a todos aquellos que le conocieron. Testigo de la Caridad en todos los aspectos de su vida personal, familiar, profesional y cívica, su proceso de beatificación se abrió el 15 de marzo de 1925. Se cerró el 25 de junio de 1996, con la firma del decreto pontificio, reconociendo el milagro obtenido por su intercesión.

El Papa Juan Pablo II, le proclamó Bienaventurado el 22 de agosto de 1997 en la Catedral de Nuestra Señora de París, durante la Jornada Mundial de la Juventud.