Vida Ejemplar

SOR MARIE PAULE DEGUEURCE

Vida Ejemplar Vicentina

Sor Marie Paule, nace el 8 de Julio de 1909, Montceau-Les-Mines (S.et. Laire), su nombre completo es:  Paule  Marie  Emilie Deguerce DUCOEUR  hija de Juan Degueurce  y  Josefina Ducoeur, un hogar profundamente cristiano, se sabe que tenía un hermano gemelo que fue monje trapense en Francia, y su hermana mayor era Hija de la Caridad.

Ingresó a la comunidad: 25 de Septiembre de 1932, su Postulantado lo realizó en Beaujeu, fue enviada a Misión en 1933, sus Primeros Votos los  hace el 27 de Septiembre de 1937.

SOR-Marie-Paule-Degueurce

Primeramente es destinada a  una comunidad en Paris, luego  al año, es enviada a la misión de  China por 18 años, donde le toca vivir  la guerra civil, muy cruel y dura, quienes teníamos la oportunidad de hablar al respecto, solía decir que hasta en el tiempo en que estaba en el Ecuador, le aterraba el ruido de los aviones;  providencialmente esta situación vivida hizo que saliera de China y fuese enviada a la misión en América, siendo destinada a  Ecuador, llega a nuestro país en 1954

Su primer destino es la Casa Provincial como Directora del Seminario, no hablaba el español, pero tan fácil era comunicarse con Sor Marie Paule,  su rostro ya transmitía los mensajes que quería infundir en las Hermanas del Seminario: la sierva sin dulzura, no hace bien, al contrario desedifica y manifiesta la ausencia de Dios en su vida.

Creo que todas coincidimos en decir que Sor Marie Paule, fue un gran ejemplo de virtudes, cuán fácil era verla alegre,   y buscaba la manera de que las hermanas que estaban con ella se contagiasen, era esa alegría pura, que nace del corazón que está lleno de Dios, llegaba al extremo de aprenderse los cachos para contar a las hermanas con la única finalidad de que se pongan alegres y contentas, nadie le tenía recelo, era sencilla, cercana, prudente, humilde, trabajadora, pura, caritativa, no tenía malicia, paciente, recta en sus intenciones, obediente. Era fácil descubrir  cómo comprendía la grandeza de las cosas pequeñas.

Todo era  producto de una vida que estaba totalmente entregada a Dios, sin reserva alguna, su rostro y sus acciones decían la profundidad de su oración, el resultado de sus comuniones bien hechas reflejaba en su rostro la presencia del Dios que comulgaba,  y qué decir del inmenso amor que tenía a la Santísima Virgen.

Jamás se la vio resentida con hermana alguna, siempre estuvo presta a recibirlas con el mismo respeto, y cariño.

Diríamos era tan humana y transparente, porque Sor Marie Paule era  profundamente sobrenatural. Creo firmemente que su intensa unión con Dios le permitía querer a las hermanas, ser cercana y lo hermoso era ver como con ese mismo amor atendía a los pobres y se apresuraba a solucionar sus situaciones, los servía con espíritu sobrenatural, y siempre solía decir “todo es servicio a los pobres”, a quienes jamás les hacía esperar.

En 1968, reemplaza como Visitadora de la Provincia a Sor Cristina Chirón, que fue elegida Superiora General, después de la muerte nuestra muy querida y venerada Sor Susana Guillemin, en este tiempo de servicio directo a la Provincia, destacaba su abnegado servicio a las hermanas, cuán duro fue para ella, porque en su vida no había espacio para la mentira, el disimulo, la doblez, se dice que creía absolutamente todo, cuando debía corregir, lo  hacia can tanto amor, que nadie salía resentida, sino al contrario, asumían el compromiso de trabajar en aquello que habían sido insinuadas. Todas las hermanas se sentían amadas, y respetadas.

Al finalizar su periodo de visitadora, 1974, es enviada a la Betania, a la casa de Hermanas mayores, cuánta dedicación, cuánta atención a nuestras hermanas, e inclusive diríamos cuantos mimos, nuestras Hermanas mayores fueron felices con su cercanía, atenciones y cuidados, todas las hermanas la llamaban Ma. Seaur (Ma Sor), cuán bueno era constatar que todas eran importantes para Sor Marie Paule. Se quedó en la Betania hasta el final de sus días, era la misma, se puso a un lado cuando llegaron otras Hermanas a reemplazarla como Hermana Sirviente, Sor Rosa Ochoa, Sor Piedad Rojas, no había ningún problema, no se sentía desplazada, porque siempre vivió en desprendimiento y libertad total y todas sus acciones las realizaba por amor de Dios. Sor Marie Paule voló al cielo 13 de Julio de 1998 y de seguro, desde allá intercede por nuestra Provincia.

Solía decir algunas frases:

  • “La santidad consiste en empezar todos los días sin desanimarse jamás”.
  • “Si te tiran un limón, hazte una limonada”
  • “Ah, esa sí que es una buena piedra no la regrese, ya tiene para el cimiento de su casa” (Cuando alguna hermana le compartía haber recibido una acción muy fuerte) 

Se ha transcrito una carta que le envía a Sor Imelda Sosa, que creo que es el resumen la vida de Sor Marie Paule.

ESTRACTOS DE LA CARTA ESCRITA EL 21 DE MARZO DE 1991 A Sor Imelda Sosa.

“… Veo en su carta que están trabajando seriamente para profundizar la vida de Santa Luisa, es muy consolador de ver como la comunidad en todas partes nos hace reflexionar, nos anima a vivir en plenitud nuestro espíritu en nuestro carisma. Oh si, hemos entregado todo al Señor sin ninguna reserva y eso para siempre.

Ahora sencillamente le voy a contestar unas palabritas a cerca de lo que me pregunta. Lo hago de todo corazón, es la primera vez en mi vida de 59 años en la Comunidad que alguien me pregunta algo sobre la vocación.

1.- CÓMO RECIBI EL CARISMA VICENTINO?.

Le diré sencillamente que desde muy joven sentí muy fuerte el llamamiento de Dios que me quería para El. Desde mi Primera Comunión, le prometí ser suya para siempre. Vivía cerca de las Hijas de la Caridad, que tenían un hospicio y un hospital. Pero deseaba el claustro, la vida contemplativa… pasaron los años y reflexioné en el don total sin ninguna reserva de las Hijas de la Caridad para servir a tantos pobres que necesitaban sus servicios. Su ejemplo me conmovió. Mi hermana mayor entró donde ellas y le sentía muy feliz. Dios me habló al corazón… sobre todo comprendí la necesidad de dejarlo todo y hasta el fin para darme sin medida… Medité mucho el Evangelio, sobre todo el Amor de Jesús hacia los pobres….

2.- CÓMO Y EN QUÉ MOMENTO DE SU VIDA SINTIO LA EXPERIENCIA DE DIOS? Y LA REVELACIÓN QUE LE MANIFSTÓ SU MISIÓN.

Me parece que eso no se puede explicar. En mi hogar, tan profundamente unido a Dios, sentí su presencia a través de todo. Dios era el primero en todo, darle gusto era lo fundamental. Papá u mamá eran un puro reflejo de su amor y ellos apoyaban de todo corazón mi deseo de darme a Él. Tenía en China un tío,  Obispo de las misiones Ad Gentes, él nos daba noticias conmovedoras de lo que hacía allá, en medio de la gente pagana. Entonces más y más se fortificó mi deseo de darme para las misiones Ad Gentes, pero entrando donde las Hijas de la Caridad no tenía seguridad que me mandarían, entonces mi madre escribió a la muy Honorable Madre, preguntando sencillamente si podía ser enviada pronto, entrando a la Comunidad. La respuesta fue la voz de Dios. Nos daba la seguridad de mandarme muy pronto. Sentí palpablemente la voluntad de Dios. “Todo, sin reserva, para siempre”.

3.- QUÉ SINTIÓ AL REALIZAR EL CARISMA A LA ENTRADA EN EL SEMINARIO?

Un gran deseo de penetrarme del espíritu de la vocación: Intimidad profunda con Dios, alegre disponibilidad, desprendimiento total, todo para los pobres:

Sentí también un sufrimiento sin igual por la separación de la familia, pidiendo de nunca mirar atrás. El día de mi toma de Hábito, nuestra muy Honorable Madre me dijo con emoción: ¡Quiere que le mande a China! Esté segura que la hora de Dios vendrá pronto”….

Un año después ella me llevó y me entregó a su hermana, que era Hermana Sirviente de Tien-Tsing. Allí se realizó en plenitud lo que había deseado… después de 18 años la persecución comunista nos expulsó.

Mi querida Sor Imelda perdonará esta largura. No sé si es lo que me pide? Vera mi buena voluntad. Esta  pequeña revisión me  hace mucho bien para cantar Magníficat  y pedir perdón.

Ahora si voy a terminar…  Me despido dándole un muy afectuoso abrazo, y un gran saludo de parte de todas. Siempre, siempre estemos muy unidad en Jesús y en los brazos de María, de San Vicente y de Santa Luisa,

Sor Marie Paule.